Tarifa es una ciudad conocida internacionalmente desde hace décadas por sus playas y por deportes como el windsurf y el kitesurf que se pueden practicar en ellas. Es un pequeño paraíso que en los últimos años ha experimentado un crecimiento exponencial de un turismo en la búsqueda de nuevas sensaciones, desconexión y momentos de esos que se llaman «de vida», de los que nunca olvidas al volver a tu rutina diaria.
Bien conocidos son sus castillos, el de Guzmán el Bueno y el de Santa Catalina, o sus playas, la de Los Lances, la Chica o la de La Caleta entre otras. El espectacular ambiente nocturno de Tarifa con una gran oferta de bares, discotecas, heladerías, cafeterías, etc. Todo un mundo que se reúne en esta ciudad gaditana durante los meses de verano haciendo que casi se triplique la población del municipio.
Pero no todo es esto en Tarifa, en el año hay nueve meses más en los que podemos descubrir otro punto de vista distinto de la localidad más al sur de Andalucía. Sus calles, su gastronomía, sus fiestas populares y celebraciones que reúnen a sus gentes, su tranquilidad, su cultura, sus monumentos…
Una experiencia muy placentera que ofrece Tarifa solamente en invierno es la de caminar en la soledad de las distintas plazas que forman el casco antiguo de la ciudad. Placitas llenas de encanto que en verano rebosan de personas que acuden a ellas en busca de bares, lugares para hacer fotos o simplemente un sitio para sentarse a descansar.
Durante las noches de invierno, estos rincones de Tarifa desprenden la paz y la tranquilidad de las que no gozan el resto del año, bien sea por hora o por temperatura, por densidad de turistas o por falta de oferta de entretenimiento, ya que en temporada alta podemos encontrar entre sus callejuelas numerosos bares, restaurantes o lugares para tomar una copa y disfrutar de la noche tarifeña.
Perderse por las estrechas callejuelas del centro de Tarifa puede resultar algo laberíntico, aunque toda pequeña calle suele desembocar en una tranquila plaza en la que, como excepción, podemos encontrar a algún vecino durante las noches de invierno. Pero estos lugares tan entrañables, que son parte de la histórica ciudad amurallada, que han sido testigos del paso de los años y de la transformación turística que ha sufrido Tarifa, tienen nombre y apellidos.
Hablamos de la plaza de San Hiscio, de la Plaza de San Martín, de la Plaza de Oviedo, de la Alameda, de la Plaza de Santa María con su fuente de la Ranita, de calles como la calle Aljaranda con su antigua fuente, de la placita del Cristo del Barrio del Moral junto a la iglesia de San Mateo, y de mil rincones más con encanto que se pueden conocer en la soledad de una noche de invierno.
¿Te gustaría descubrirlos?